Después de un año y medio de pandemia, y aunque en determinadas circunstancias; como en exteriores, ya se nos permite comenzar a prescindir de la mascarilla, debemos seguir cumpliendo las medidas preventivas en los lugares interiores.
Ahora que sabemos que el virus SARS-CoV-2 se transmite por aerosoles, hemos puesto el foco sobre la calidad del aire y especialmente, sobre la calidad del aire interior. Los aerosoles son esas partículas microscópicas que libera una persona infectada cuando respira, habla o grita. Antes de caer, esas minúsculas gotitas contaminadas de virus que flotan por el aire pueden permanecer suspendidas durante algún tiempo y son respiradas por otras personas y pueden provocar infección.
Haciendo un símil más visual, los aerosoles se comportan como el humo del tabaco. Cuando una persona está fumando y exhala humo, que se queda flotando en el ambiente, a no ser que una corriente de aire se lo lleve. Si el humo permanece, puede ser inhalado por otras personas cuando respiran. La diferencia está en que el humo lo vemos y, sobre todo, lo olemos y por eso sabemos que está ahí. Los aerosoles no los detectamos a simple vista.
Escenarios de contaminación. ¿Cuándo es más probable que exista contagio por el virus?
La respuesta a esta pregunta depende de varios factores. Sin embargo, sabemos que los interiores son más peligrosos, pero es posible minimizar los riesgos si se ponen en juego todas las medidas disponibles para combatir el contagio por aerosoles.
En un ejemplo publicado por diario El País, supongamos que en una casa se reúnen seis personas, una de ellas contagiada. El 31% de los brotes conocidos en España se dan en este tipo de reuniones sociales, sobre todo en encuentros con familiares y amigos. Independientemente de la distancia, si pasaran cuatro horas sin mascarillas ni ventilación y hablando en voz alta, se contagiarían las otras cinco personas (según el modelo científico explicado en la metodología).
Fuente: El País.
En caso de usar mascarillas, ese riesgo se reduciría a cuatro contagios. Las mascarillas por si solas no evitan los contagios si la exposición es muy prolongada.
Los contagios en reuniones, eventos y locales suponen una parte importante de los contagios del ámbito social. Sobre todo, son los más explosivos: “cada brote en una discoteca supone una media de 27 personas infectadas, frente a solo 6 contagios en las reuniones familiares, como la que se mostraba al principio” según el artículo de El País. Lo que conocemos como “supercontagios”.
Un solo contagiado de covid, el paciente cero, contagió a 53 personas en dos horas y media. Algunos de los infectados estaban a 14 metros a sus espaldas, por lo que solo los aerosoles pueden explicar el contagio. Tal y como ocurrió en un ensayo de un coro en el Estado de Washington (EE UU) en marzo del año pasado.
¿Cómo podemos reducir el riesgo de infección de cara a la vuelta de las vacaciones?
Sabemos que el peligro de infección se reduce por debajo de una persona contagiada cuando el grupo usa las mascarillas, acorta la duración del encuentro a la mitad y además ventila. Sin embargo, de cara a la vuelta a nuestra actividad habitual en septiembre ¿qué pueden hacer las empresas y las instituciones en materia de prevención?
El Ministerio de Industria publica en el RITE 2021 (Reglamento de instalaciones térmicas en los edificios), la obligatoriedad de disponer de un medidor de CO2 en los próximos meses, en comercios, restaurantes, oficinas y todo aquel lugar de pública concurrencia. La instalación de un un medidor de CO2 en espacios donde las personas realizan actividad diaria, sea una oficina o un colegio; permite mantener una buena calidad de aire gracias a la monitorización constante.
Es una forma económica, y sencilla, en la que el usuario puede dar una solución al control de aforos y a la acumulación de CO2 de su establecimiento. Mediante la instalación de un sistema como TALES180o, nuestros usuarios pueden controlar constantemente la calidad de aire y mostrarlo a sus clientes.
Además permite, favorecer una buena ventilación gracias a las alertas del propio sistema de sensores. Ya que la ventilación y sobre todo, la natural es la forma más práctica, barata y efectiva, mediante la apertura de puertas y ventanas.
Seguridad y eficiencia en espacios que necesitan de aire acondicionado.
Con el incremento de las temperatura en verano y la factura de la luz, es más importante todavía renovar el aire interior. Abrir las ventanas y las puertas provoca una subida de temperatura de la estancia y por consiguiente, un mayor gasto energético para devolver la habitación a la temperatura de confort.
¿Es seguro permanecer en el interior de centros comerciales, o en nuestro trabajo, si está conectado el aire acondicionado? Como comentábamos anteriormente, la probabilidad de contagio depende de varios factores. Sin embargo, los medidores de CO2 mantienen los interiores controlados. En caso de aumento de riesgo, el sistema alertará para ventilar el tiempo necesario, ayudando a mejorar la calidad del aire y manteniendo mejor la temperatura.
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Si el recinto cumple con las normas RITE, será mucho más probable contagiarnos por no llevar la mascarilla o por no respetar las distancias de seguridad, que por la inhalación de aerosoles movidos por el aire climatizado.
Equilibrio, responsabilidad y eficiencia para un mejor cumplimiento de la normativa.
Precisamente la normativa RITE 2021 establece una serie de normas para lograr ese equilibrio entre la demanda de bienestar térmico e higiene a través de las instalaciones de calefacción, climatización y el uso racional de la energía.
Los medidores de calidad ambiental serán clave en los siguientes meses y, decisivos en la resiliencia de las empresas e instituciones, que buscan adaptarse a una realidad en la que, la salud y la economía; deberán ir de la mano para una pronta recuperación. Por ello, no es de extrañar que en algunas comunidades de España, como la capital Madrid, La Xunta o el Govern de Baleares, ya sea una medida obligatoria para garantizar un entorno seguro.